KTM 125 Duke, prueba (conducción en ciudad y carretera)

KTM 125 Duke, prueba (conducción en ciudad y carretera)
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Del montacargas de Motormanía sale la unidad de pruebas de la KTM 125 Duke. Mientras me voy colocando el casco, el Neck Brace, los guantes y demás elementos de protección voy poco a poco admirándola y observando todos los detalles que comentábamos ayer en la primera entrega de la prueba. Es hora de subirse.

La primera impresión es muy satisfactoria. Es grande y con mi estatura (ya sabéis, muy cercana al 1,90) entro casi a la perfección. Únicamente voy un poco justo de rodillas pero nada que no se pueda arreglar moviéndome un poco hacia atrás en el asiento, el cual nos lo permite perfectamente. La caída de los brazos sobre el manillar es bastante natural aunque nuestra postura es más supermotard que naked, con los codos algo abiertos y levantados. Giramos la llave y leemos en el cuadro de mandos: Ready to Race? ¡Jajajaja, estos de KTM son unos cachondos! A continuación, un mensaje nos recuerda también que tenemos desplegado el caballete lateral. Buen detalle.

KTM 125 Duke

El tacto del embrague es muy suave, a pesar de que es por cable en vez de hidráulico como en el resto de las KTM que he probado. Lo accionamos, metemos primera y salimos y… ¿qué ocurre aquí? Por primera vez tengo una sensación extraña encima de una moto. El empuje es continuo, casi eléctrico diría yo, dando la impresión de que la moto no acelera pero va ganando velocidad y rápidamente mientras vamos empalmando una tras otra marchas hasta cuarta velocidad. En un momento y si no tenemos cuidado, circulamos a velocidades ilegales para la ciudad así que toca soltar el gas y dejar que la retención del motor modere nuestra velocidad.

No hay ninguna vibración y el motor apenas suena. El escape nos deleita con un sonido ronco y metálico, pero no demasiado fuerte, que no llega nunca a molestar ni a nosotros ni al resto de usuarios de la vía. Comenzamos a callejear en entorno urbano total: coches, semáforos, cruces, giros a escuadra… la KTM 125 Duke se comporta como moto ciudadana que es perfectamente. El tacto del cambio es suave y preciso aunque de vez en cuando tenía problema en el paso de primera a segunda, más achacable a la juventud de la unidad (sólo 500 kilómetros) que a otra cosa, aunque quizás el recorrido de la palanca sea un poco largo. Herencia del off-road.

Lo mejor es manejarla completamente con la rueda delantera. Con su ligereza y el ancho manillar podemos remar de un lado a otro y culebrear con ella, dejando que se retuerza de dirección para hacer los cambios de peso. Es muy divertida. Y una vez que llegamos a curvas cerradas, no hay problemas, podemos dejarla caer de vueltas hasta poco más de mil vueltas y abrir gas a tope. La KTM 125 Duke responde inmediatamente sin ninguna duda ni vibración. Se nota que a pesar de ser un motor pequeño dispone de mucho par.

KTM 125 Duke

Delante de nosotros se abre la carretera y comienza a ser más rápida lo que nos permite explorar el comportamiento de la moto en carretera. Subimos vueltas en tercera… cinco mil… seis mil… siete mil (notamos un incremento de empuje)... ocho mil… nueve mil… un poco antes han aparecido unas ligeras vibraciones en los pies diez mil y se nos enciende la luz de aviso para cambiar de marchas. Si amigos, la pequeña KTM 125 Duke lleva luz de sobre régimen para cambiar de marchas, como las deportivas gordas.

Ya vamos a velocidad de crucero, 90-100 sin ningún problema. Vale, no hay empuje y si queremos adelantar un coche que vaya más lento (a 80 por ejemplo) necesitaremos lanzar la moto desde lejos y tener bastante espacio para completar el adelantamiento. Pero es que tenemos que recordar que vamos sobre una moto de 125cc y 15 caballos.

Llegamos a una zona de curvas y empezamos a buscarle las cosquillas. Hay poca retención de motor y tenemos que ser muy finos con el cambio para a la salida de la curva, estar siempre sobre las seis mil vueltas y poder aprovechar el máximo empuje del motor, si no, veremos como la moto nos pide una marcha menos para ir un poco más alegres. La KTM 125 Duke pide conducción fluida, con paso por curva rápido, algo que nos permite sus buenas suspensiones y neumáticos. Incluso diría que la suspensión trasera es demasiado dura y seca para mi gusto y alguna vez en ciudad nos parecerá que se nos caen los empastes al pasar sobre algún bache. Pero claro, en carretera lo agradecemos.

KTM 125 Duke

De frenos tampoco tenemos queja. Únicamente después de ser bastante salvaje con ellos empezamos a notar un bajón de rendimiento, pero muy predecible. Tanto el delantero como el trasero frenan muy bien (puedes hacer un invertido con un solo dedo) y son muy dosificables. Si echas de menos más potencia de frenado es que algo estás haciendo mal.

Me tomo la libertad de hacerle una prueba para que lo pase mal literalmente. La sesión de fotos la hago en la playa de Llumeres y para bajar a ella, accedemos por un camino con un desnivel aproximado de un 15%. Necesito ver lo que da de si el motor y su empuje ya que me ha sorprendido en alguna cuesta hace unos minutos. Empezamos a subir con precaución en primera pero pasamos a segunda…. ¡y a tercera! ¡El molinillo empuja como un demonio! Sinceramente, KTM ha fabricado una bomba de motor. No creo que nada de lo que actualmente está en el mercado de 125cc sea capaz de hacerle sombra.

Aunque lo estamos pasando muy bien, es hora de dar la vuelta por autopista y seguir probando cuánto puede dar de si la KTM 125 Duke.

Continuará...

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