Honda CB1000R, la prueba (1/4)

Honda CB1000R, la prueba (1/4)
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¿Que ocurriría si Kaneda, el personaje de Akira, viviese en el 2009? Pues que probablemente tendría una Honda CB1000R en su garaje. Y es que la naked más potente de Honda, más bien parece salida de un cómic manga que de un tablero de diseño.

Para hacer la sustituta de la mítica CB900, o más comúnmente conocida como “Hornet”, Honda ha partido de una hoja en blanco, buscando una estética rompedora y muy extremista, que o bien la odias o bien te enamora, pero seguro que no deja indiferente a nadie.

Ha seguido basándose en la misma línea de creación que en las antiguas CB, usando como punto de referencia la Honda CBR1000RR de años anteriores. Concretamente, el motor proviene del utilizado en el 2007 en esta moto, con 998 cc, aunque con modificaciones internas para una mayor eficacia en medios y bajos.

Para ello, se ha disminuido la compresión de 12,3:1 a 11,2:1, las mariposas de la inyección pasan a estar colocadas de forma horizontal y el diámetro de las toberas de admisión disminuyen de los 48 a los 38 milímetros.

Honda CB1000R

Un precioso basculante monobrazo da cabida a una llanta de 4 palos de llamativo y original diseño. El amortiguador va anclado directamente al basculante (denominado tipo Pro-Arm). Delante se recurre a la misma horquilla montada en su hermana deportiva, abrazando sendos discos de freno de 310 milímetros con pinzas radiales de cuatro pistones. Existe la posibilidad de instalarle el ABS, un plus de seguridad que se agradece.

Unas curiosas tapas cubre-radiadores salen de la parte inferior del depósito. Delante de él, un faro alienígena con óptica multireflectora y debajo, otro pequeño de tipo led que hace las funciones de luz de posición.

Honda CB1000R

El cuadro de instrumentos es completamente digital, dividido en cuatro zonas diferenciadas: a la izquierda, la velocidad y temperatura; en el centro, las revoluciones; debajo, los indicadores y a la derecha, el nivel de gasolina, la hora y el odómetro.

Embrague hidráulico y bomba de freno radial, además de todo el resto de conmutadores habituales completan el manillar, no excesivamente ancho y con las puntas algo cerradas. Una vez girada la llave, y realizado el check-control, pulsamos el botón de arranque. De inmediato, el motor cobra vida con un ronroneo grave. ¿Te vienes a dar una vuelta?

Continuará...

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