Ducati Hypermotard, prueba (conducción en ciudad y carretera)

Ducati Hypermotard, prueba (conducción en ciudad y carretera)
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Ya nos sabemos casi toda la teoría de la nueva Ducati Hypermotard, pero no toda. Se nos ha echado el tiempo encima y aún no hemos desgranado todos los gadgets que trae. Aunque sea una moto sencilla no rehuye de los últimos avances tecnológicos disponibles en la marca para hacer de ella una moto tan divertida como segura, así que equipa el Ducati Safety Pack de serie.

Y claro, lo de ser segura está bien, pero que sea divertida es mucho más entretenido, así que vamos con lo aburrido primero y si aguantáis sin dormiros nos vamos a hacer unas cuantas travesuras. ¡No sabéis cuánto he esperado éste momento!

Ducati Hypermotard, repasando la lección

Ducati Hypermotard

Cuando ayer hablába sobre las dos líneas maestras que conforman el boceto de la Ducati Hypermotard parecía hasta fácil fabricar motos, pero para mí que no es tan sencillo. Tal y como os contaba en la Ducati Strada Press Experience, el peso de la electrónica también cae con fuerza sobre ésta Hypermotard. Quizá no hasta el punto de las Multistrada (prueba) o aquella BMW K1600 GTL (prueba), pero la Ducati Hypermotard tiene fly, tiene party, tiene una sabrosura dispone de tres modos de conducción distintos que actúan sobre el comportamiento del acelerador, la curva de potencia, potencia máxima, y regulación tanto del ABS como del DTC.

El modo Sport nos ofrecerá todo el poderío del bicilíndrico y los 110 caballos viajan hasta el asfalto de forma casi directa, con el tacto del puño del acelerador más sensible, el control de tracción en su posición menos intrusiva y el ABS más permisivo. El modo Urban limita la potencia a 75 caballos y filtra al máximo todas las reacciones, el puño del gas se vuelve relajado y perezoso, el ABS no pasa ni una y el control de tracción evita cualquier tipo de alegría.

Entre medias está el modo Touring, que mezcla los dos extremos anteriores. Ofrece los 110 caballos pero con el ABS y el control de tracción en su posición intermedia, a la vez que el la conexión del puño derecho con la rueda trasera es suave pero contundente. Ahora bien, si no os gusta la configuración de fábrica podéis ajustar los parámetros a vuestro gusto a través de los menús en el panel de instrumentos. Y ahora que ya tenemos todo configurado, ¡a montar!.

Ducati Hypermotard, alégrame el día

Ducati Hypermotard

Me subo por el lado izquierdo y de un empujón la levanto, es alta, por lo que toca pendulear de un lado a otro para quitar el caballete lateral mientras me escoro para llegar al suelo medianamente bien. Contacto, check y los pelos como escarpias al encenderse el bicilíndrico con su inequívoco regusto a salsa boloñesa. El sonido es ronco y muy notable, parece que quiere anunciar su llegada por allí a donde va, y arrancarla en un garaje cerrado es una experiencia orgásmica, es mucho más sonora que las Multistrada por ejemplo. Engranamos primera y notamos un recorrido algo largo pero de accionamiento suave.

Los primeros metros nos sorprenden por lo ligera que se siente de dirección, se mueve con una soltura increíble y gira a la más mínima insinuación, demostrando cierto nerviosismo que incluso parece adelantarse a tus pensamientos. La parte trasera es como si no existiera, tanto es así que de vez en cuando un alegre meneo en la zaga nos hará recordar que no vamos montados en un monociclo. El mando del acelerador es nuestro amigo y si lo tratamos bien la rueda trasera nos regalará pérdidas de tracción plenamente controladas en cuanto toquemos algo de pintura o asfalto muy liso.

Sí amigos, subir a la Ducati Hypermotard es sinónimo de quitarnos unos cuantos años de encima hasta cuando íbamos montados en aquellas BMX con su sillín de muelles y nos creíamos más chulos que Clint Eastwood.

Ducati Hypermotard

Las suspensiones funcionan bien, sólo echo en falta que el amortiguador trasero fuese un poco más progresivo para mitigar algunas reacciones y que el primer tramo de la horquilla delantera no fuese tan blando, parece que no opone resistencia. Los largos recorridos de suspensión (170 milímetros delante y 150 milímetros detrás) producen bastante transferencia de pesos en aceleración y deceleración, aunque de forma controlada y le dan un carácter peculiar al funcionamiento de la Hypermotard. Divertido, como si fuera uno de esos columpios con muelle.

Estoy empezando a pasar calor en la urbe, así que creo que lo mejor es que salgamos a ver qué es lo que tiene para ofrecer la nueva Ducati Hypermotard, porque da la impresión de ser un verdadero juguete.

Ducati Hypermotard, hyperactiva

Ducati Hypermotard

Bastan dos rotondas y tres curvas con buen apoyo para darse cuenta de que la Ducati Hypermotard está hecha para divertirse, punto pelota. Puede ser más o menos bonita, según cada cual, pero el momento en el que empiezas a hacer fuerza hacia los lados con el ancho y plano manillar entiendes que el único propósito de Ducati ha sido hacer una moto hyperdivertida.

Cogemos impulso y el motor empuja como un loco a partir de las 7.000 revoluciones, le falta la patada arriba de sus mellizas (848 Evo y Streetfighter) pero es que no lo necesita, tan sencillo como eso. Tienes una relación peso/potencia para llegar más que rápido a la curva, en ese momento frenas y da tanta confianza que hasta con el modo Sport seleccionado puedes notar cómo actúa el sistema anti-picada del ABS apurando la frenada de forma exagerada. Permite frenar en línea recta con una fuerza que otras sólo pueden soñar y en curva aguanta la compostura.

Si acompañamos en las frenadas con unas buenas reducciones, el embrague APTC en baño de aceite con antirrebote se encargará de que la rueda trasera no se ponga a dar saltos y si lo hacemos bien incluso nos deleitaremos con unos bonitos deslizamientos supermotard style. Su funcionamiento está muy conseguido, disponiendo de freno motor desde que soltamos la maneta sin que se quede suelta la moto.

Ducati Hypermotard

Es una de esas motos que te hacen sentir que eres buen piloto porque está más cerca del límite de los mortales de lo que normalmente están las motos demasiado prestacionales. Es tolerante con las correcciones de última hora y los cambios de dirección duran lo que un parpadeo gracias a que sobre el asiento plano los movimientos son fluidos y siempre tienes un lugar donde apoyar la pierna exterior. En otras palabras, es como tu mejor amigo; puedes desfasar con él todo lo que tu cuerpo permita con la seguridad de que no contará a nadie lo sucedido.

Una vez hemos pasado el ápice de la curva permite acelerar muy pronto porque tracciona muy bien, incluso permite cierto deslizamiento en aceleración de la rueda trasera sin descomponerse y, aunque la dirección tiende a aligerarse en exceso debido a la transferencia de pesos provocando algún meneo en el manillar, no echo de menos un amortiguador de dirección. Creo que filtraría demasiado las sensaciones que la Ducati Hypermotard es capaz de transmitir, perdiendo parte de su personalidad.

Ducati Hypermotard

Se acabó lo que se daba por hoy, vamos a parar a tomarnos un refrigerio antes de volver a casa y, porqué no, aprovechar para divertirnos de vuelta a casa. La Ducati Hypermotard es entretenida a poco que haya que girar.

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