Síndrome Compartimental: el azote de los pilotos

Síndrome Compartimental: el azote de los pilotos
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Alguna vez has notado en los antebrazos después de una larga excursión en moto o unas tandas en circuito, perdida de fuerza, hormigueo, calambres, debilidad y un dolor agudo similar a cuando se monta un músculo. Pues quizás estés afectado por la lesión de Síndrome Compartimental que para tu actividad motera no ha de ser crítico pero en competición es necesario diagnosticarlo cuanto antes y ponerle remedio.

La lista de pilotos operados de Síndrome Compartimental es cada vez más grande, el último de ellos en operarse ha sido el qatarí Mashel Al Naimi del equipo Blusens-STX, que se perderá la próxima carrera de Mugello mientras continua con su recuperación de la operación dejando su puesto en Moto2 para esta carrera al francés Anthony Delhalle. ¿Pero en que consiste esta lesión y porque casi todos los pilotos terminan operándose los antebrazos? No cabe duda que nuestro deporte exige un trabajo muscular muy intenso en determinadas zonas como los antebrazos y dolores o molestias en ellos van a afectar directamente a la conducción.

De una manera sencilla podemos decir que “la funda” o fascia que envuelve el músculo compuesto por fibras, nervios y vasos sanguíneos se nos queda pequeña, entonces cuando estamos ejercitando el músculo intensamente esto provoca que se dilate. Si “la funda” no le deja expandirse lo suficiente literalmente asfixia el conjunto de fibras y vasos sanguíneos apareciendo los síntomas que hemos descrito antes.

En los pilotos de cualquier especialidad como Enduro o Velocidad, el Síndrome Compartimental es relativamente frecuente porque en las aceleraciones y frenadas se ven obligados a traccionar con los dedos y muñecas para sujetarse en la moto y eso repercute en una gran tensión sobre la musculatura de los antebrazos, lo que puede acabar generando esta patología.

La solución es relativamente sencilla y consiste en eliminar el estrangulamiento de las fibras musculares realizando una incisión en “las fundas” que aprisionan los músculos y aunque a priori puede parecer una operación cruenta, no lo es. Se lleva a cabo con técnicas mínimamente invasivas y el resultado es inmediato. Es increíble ver como el paquete muscular se reubica a medida que va encontrando el espacio libre que generamos al abrir “la funda” opresora.

Eso sí, la rehabilitación ha de comenzar en las primeras 24 o 48 horas de la intervención para recuperar cuanto antes la funcionalidad de una musculatura que está rígida, por lo que si veis a cualquier piloto con cuatro cortes en sus antebrazos no os preocupéis que no se ha intentado suicidar ni nada por el estilo.

Vía | Medline Fotos | Sport, Teambqr

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