Los justicieros de Burgos ya no amenazarán más

Los justicieros de Burgos ya no amenazarán más
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Como éramos pocos, parió la abuela. Así reza el refrán que se dice por mi tierra para ilustrar situaciones como las que viven mis vecinos burgaleses por la zona de Aranda de Duero. Allí tres individuos, por llamarlos de alguna manera, y no precisamente jovencitos con una media de edad de 52 años, enarbolando la bandera de la protección al medio ambiente y el perjuicio a un coto de caza amenazaban escopeta en ristre a todo aquel que osara cruzar sus dominios. Pero no os creáis que su objetivo se limitaba a los incautos moteros que quisieran atravesar su feudo, aquí nadie se salvaba, paseantes y ciclistas también fueron coaccionados y amenazados por estos tres adalides.

No puedo por menos que imaginarme a estos justicieros burgaleses como cuando el bandido Fendetestas salía al paso a los atrevidos paisanos que se les ocurría cruzar el bosque animado aún sabiendo que el bandido Fendetestas acechaba en los caminos. Sé que muchos no sabréis ni de lo que os está hablando este carcamal, pero no os preocupéis que os pongo un vídeo muy ilustrativo.

Al parecer, varios paseantes, ciclistas y moteros fueron objeto de amenazas y coacciones para que no pasearan y circularan por los caminos y terrenos de un municipio situado en el Sur de la provincia de Burgos. Dichas coacciones se realizaron, en alguna ocasión, portando armas de fuego, con las que interceptaban el paso de las víctimas para increparlas a continuación, y todo ello con la excusa de que su tránsito perjudicaba el medio natural y la práctica de la caza. Los tres autores han sido identificados y se les ha imputado una falta de amenazas. Incluso a uno de ellos se le imputa un falta más grave contra el interés general ya que parece demostrado que ocultaba trampas de tablas de maderas llenas de clavos.

En la zona por la que yo acostumbro a salir con mi moto de Enduro también tengo mi particular bandido Fendetestas. En mi caso no dispone de más arma que su cachaba de pastor y el volumen sonoro de sus cuerdas vocales para darte el alto. Parece que toda la ladera del monte, donde tiene su casa y acostumbra a pastar con el rebaño, fuera suya. Y pese a que en más de una ocasión me he armado de paciencia franciscana para intentar razonar con él no hay manera y te prohíbe circular por los caminos como si fueran suyos. Por lo menos a diferencia de los Fendetestas Burgaleses su razón es sencilla y no la adorna de ningún ecologismo talibán.

Es que no me gusta que pasen motos por aquí

Vía | Europapress

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