Yamaha XT660Z Tenere, la prueba (2/4)

Yamaha XT660Z Tenere, la prueba (2/4)
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Seguimos el repaso a la Tenere llevando la vista hacia la parte trasera de la moto. El asiento, dispone de dos alturas bien diferenciadas y en la parte trasera las amplias asas de plástico permiten al acompañante sujetarse de forma cómoda. La parte trasera se completa con dos silenciosos de líneas rectas que salen por debajo de asiento.

Encima de éstos una pequeña plataforma plástica permite montar una maleta de forma sencilla. Las luces traseras tienen formas rectangulares y utlizan leds para iluminarse. Tras repasar un poco el aspecto de la Tenere llega el momento de montarse en ella.

Aunque mido 1.76 metros (lo se, no soy Jordan), lo primero que noto al pasar la pierna por encima del asiento es que voy a tener serios problemas para llegar al suelo con los pies. El asiento se encuentra a una altura de 895 milimetros, por lo que me tocó pasarme una semana entera buscando bordillos en los que apoyarme cuando llegaban los semáforos o descolgándome para llegar al suelo con la punta de uno de los pies.

Una vez en marcha este inconveniente queda olvidado, ya que la posición de conducción es cómoda. Vamos situados muy altos, por lo que tenemos una perfecta visión de todo lo que ocurre por delante de nosotros. Con los brazos muy abiertos y las piernas situadas en una posición muy adelantada, nuestro cuerpo queda completamente erguido, en una posición perfecta para hacer los kilómetros que haga falta.

Ya toca ponernos en marcha. El motor de la Tenere es un monocilíndrico de 660 centímetros cúbicos que desarrolla 48,4 caballos. Evidentemente su cometido no es brindarnos unas prestaciones extremas, sino que se trata de un motor que busca un funcionamiento suave, cómodo y sobre todo rutero.

La suavidad es una de las primeras características que percibimos. Abro a fondo el acelerador al salir del primer semáforo, y empiezo a notar como la moto acelera de forma progresiva pero sin ningún tipo de tirón típico de las motos con más potencia. Todo es suavidad y dulzura, aunque el monocilindrico no da mucho pie a estirar las vueltas al máximo.

Continuará…

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