En moto por el Oeste Norteamericano (1): Un viaje en moto que empieza en avión

En moto por el Oeste Norteamericano (1): Un viaje en moto que empieza en avión
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Es lo que tiene hacer viajes en moto en el otro continente: que empiezan en avión. Eso provoca un doble stress al preparar el equipaje que ha de poder transportarse en la bodega del avión primero, pero luego se ha de adaptar al espacio disponible en la moto. En este caso, las dos maletas laterales de la Harley, el baúl y una bolsa tubo para poner en la baca sobre el baúl.

Después de pelearnos un rato con todo lo que nos queríamos llevar, decidimos aprovechar la circunstancia de que el viaje empieza y finaliza en la misma ciudad, San Francisco, para llevarnos a nuestras fieles maletas de aluminio Rimowa, que se quedaran en el hotel esperando el regreso. Pero hoy en día un viaje en avión con varias escalas (Barcelona-Madrid-Chicago-San Francisco) tiene un alto grado de incertidumbre: ¿llegarán las maletas al destino?

Carme y yo nos quedamos esperando mientras la cinta vacía daba vueltas y vueltas. Y se paró. Sin que apareciera nuestra maleta principal con toda la ropa y el equipo de moto. Nos tranquilizan que llegará en el siguiente vuelo, por lo que nos vamos confiados hasta la ciudad. San Francisco nos recibe con los brazos abiertos. A pesar del larguísimo viaje, todavía nos quedan ganas para un primer paseo por el centro de la ciudad. Una ciudad amable y agradable, de ritmo sosegado. Y para descubrir un buen restaurante japonés, el Sanraku, que se convertirá en un clásico para nuestra estancia en la ciudad.

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Por la mañana, la maleta no ha aparecido por lo que solamente tenemos la ropa con la que hemos viajado y dormido. Hacemos la llamada a American Airlines y se empieza a mascar la tragedia. No tienen localizada nuestra maleta: "Se ha de esperar. No se preocupen. Las maletas suelen aparecer en las primeras 48 horas." Pero no tenemos tanto tiempo. Apenas disponemos de este primer día: al día siguiente a las 11 hemos de recoger la Harley y empezar ruta. Quedamos en volver a llamar a mediodía.

El tiempo en San Francisco cambia con mucha facilidad. Por la mañana, llovía. Un par de horas más tarde lucía el sol. Y poco después, volvía a amenazar la lluvia. Los cambios climáticos fueron una constante en todo el tiempo que estuvimos en la ciudad. Son muchos climas en una sola ciudad. Así no me extraña estar empezando a sentir un fuerte constipado nasal, que me acompañará en los primeros cuatro días del viaje.

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Además de recorrer la ciudad durante un rato, no podemos resistirnos a acercarnos hasta la agencia de alquiler y confirmar la reserva de la Harley para el día siguiente. Dubbelju es una pequeña agencia con mucho sabor. Hay motos colgadas en las paredes (una preciosa Yamaha XT 500, una BMW R80,...), fotos de los viajeros que han pasado por acá y muchas motos atractivas en el local. Identifico varias GS's, alguna Goldwing, una preciosa Triumph Thruxton 900 y unas cuantas Electra Glide. Una de esas será nuestra montura en este viaje. Confirmamos la reserva, vemos nuestra moto y charlamos un rato con la gente de la agencia.

Buenas sensaciones. Me quedo contento de no haberme equivocado al elegir una pequeña agencia local frente a una gran cadena de alquiler. No había mucha diferencia de precio y me pareció que podría tener un trato más personalizado, que fue lo que sucedió. Lástima que la alegría duró poco rato: lo que tardamos en regresar al hotel. Ni al mediodía ni a la tarde había habido ninguna noticia de nuestras maletas: "Deben esperar" era la única y repetida respuesta. Una cantinela. Con la incertidumbre sobre que pasaría con la maleta, decidimos ir a comprar algo de ropa básica para poder cambiarnos.

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Además, habíamos aprovechado el día para hacer algo de turismo y comprar algunos mapas de la zona, ya que todos estaban en la maleta extraviada. A la hora de cenar estábamos atenazados por las dudas. Sin maleta se trastocaban todos los planes. No podíamos retrasar la recogida de la moto, que ya estaba pagada y comprometida. Pero además tampoco teníamos días disponibles para retrasar la salida: habría que renunciar a alguna parte del viaje. Si decidíamos iniciar viaje tendríamos que comprar un par de equipos completos de moto: guantes, chaquetas, pantalones, traje de agua, forros polares,... mientras nuestra maleta nos esperaría en San Francisco en cuanto apareciera. La otra opción era recoger la moto, visitar las cercanías de la ciudad y quedarnos una noche más en San Francisco; pero eso hacía peligrar la integridad el plan de viaje.

Justo antes de ir a dormir intentamos una última llamada a American Airlines. ¿Adivináis la respuesta? "Hay que esperar. Todavía es pronto. No han pasado 48 horas desde el extravio. Vuelva a llamar mañana."

¿Qué haríamos al día siguiente: quedarnos en San Francisco a esperar la maleta o iniciar el viaje en moto hacia Yosemite?

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