Harley-Davidson se posiciona contra Donald Trump y alerta sobre las contramedidas europeas
Por si no te has enterado aún, en Estados Unidos se está cociendo una guerra industrial que podría afectar a todo el mundo. Recientemente contábamos en Motorpasión que Donald Trump estaba planeando imponer un arancel del 25% al acero y de un 10% al aluminio importado, independientemente de su origen, para incentivar la industria siderúrgica norteamericana.
Pues bien, este conato de proteccionismo que podría afectar de manera positiva en el corto plazo se podría volver en su propia contra mirando un poco más lejos. Si el precio de los metales importados sube, las siderúrgicas americanas estarían tentadas de elevar el precio de sus productos simplemente porque pueden hacerlo ya que tienen la demanda asegurada, independientemente del precio. Y eso nos perjudica a todos.
Una medida que puede perjudicar a Harley-Davidson en el momento menos oportuno
El incremento del precio de las materias primas con las que se fabrican principalmente los coches y motos se traduciría directamente en una elevación del precio final de los productos, trasladando ese sobrecoste a los consumidores finales tal y como aseguraba la American Automotive Policy Council (AAPC) que engloba a General Motors, Ford y el Fiat-Chrysler.
La respuesta del viejo continente no se ha hecho esperar, y Jean-Claude Juncker (presidente de la Comisión Europea) ha confirmado que si Estados Unidos comienza esta guerra comercial, Europa impondrá aranceles de hasta el 25% en productos como el bourbon, las prendas textiles y, sí, las Harley-Davidson.
Con la industria automovilística recelando de las medidas del rubio de oro, Harley-Davidson tampoco ha tardado en postularse también en contra. Según el diario Miwaukee Journal Sentinel, pese al silencio político habitual en la firma americana, Harley-Davidson ha sido muy tajante al considerar las medidas de la Casa Blanca como una afrenta directa a sus intereses.
Las ventas de Harley-Davidson están perdiendo fuelle año a año, han despedido a buena parte de la plantilla y se están moviendo hacia el terreno eléctrico incluso invirtiendo en Alta Motors como golpe de timón a una política de producto hasta ahora inmobilista que pasa por llevar al mercado la primera moto 100% eléctrica genuinamente americana. Es lógico que perder buena parte de las ventas en Europa por culpa de una guerra comercial no les haya hecho ninguna gracia.
"Los aranceles sobre el acero y el aluminio elevarán el precio de los todos productos, independientemente de dónde provenga la materia prima", aseveraba Harley-Davidson en un comunicado. "Si a ésto le sumamos un arancel en determinados mercados exteriores tendremos un impacto significativamente negativo contra nuestras ventas, nuestros distribuidores, nuestros proveedores y por supuesto contra los clientes de esos mercados".
Puede que el grueso de ventas de Harley-Davidson se centre en el mercado interno de las barras y las estrellas, pero cualquier mercado, por pequeño que sea, cuenta, y la pieza europea supone un 16% del pastel de ventas de la firma. El golpe de remo contra el lomo de la firma americana sería doble: por un lado verían elevado el precio de sus motocicletas en Estados Unidos contrayendo su demanda interna; por el otro, a ese incremento de precio, se sumaría un arancel que dejaría una oferta comparativamente agraviada en su mercado externo.
Como de costumbre, al final el mayor perjudicado es el cliente final ya que si quiere acceder a un determinado producto tiene que pasar por el aro, pero en este caso el arancel simbólico a las exportaciones de Harley-Davidson (no es la marca que más vende precisamente en Europa) podría suponer un golpe de gracia para la crítica situación del fabricante de Milwaukee.
Las guerras comerciales que no benefician a nadie
Lo peor de todo es que en esta ruleta rusa macroeconómica siempre pagan justos por pecadores. La iniciativa de Donald Trump se fundamenta en querer atajar la según él excesiva oferta de metales procedente de China que está tirando a la baja de los precios de las materias primas en el mercado global y en un juego de represalias acaba por afectar a los aficionados a las motos Europeos.
No es la primera vez que Harley-Davidson tiene que enfrentarse a una situación similar. Cuando en 2003 el expresidente George W. Bush impuso tasas al acero importado las custom ya tuvieron que comerse un arancel para llegar a Europa. En India sólo han podido salvarse de un gravamen del 100% llevándose al subcontinente asiático parte de la producción en 2011. Más de lo mismo en Tailandia, donde para evitar un arancel del 60% se están planteando abrir una factoría.
A esto hay que sumarle un cambio demográfico en el que los clientes tradicionales de la marca americana pertenecen a una generación de la que cada vez quedan menos motoristas capaces de llevar una moto grande y pesada; en contrapartida, las nuevas generaciones cada vez están menos interesadas en productos tradicionales en favor de otros más relacionados con la innovación y la tecnología, dejando a Harley-Davidson fuera de juego por las dos bandas.
Para 2018 las expectativas de la marca son aún menos halagüeñas. Si en 2017 cerraron con una cifra de 241.498 motos vendidas a nivel global, las previsiones para esta campaña se colocan entre 231.000 y 236.000 unidades, las menores desde hace 6 años.
A no mucho tardar se conocerán los términos en los que el despacho oval quiere jugar esta macabra partida de ajedrez. Esperemos que no hagan oídos sordos a las voces de alerta provenientes de la industria por el bien de todos, incluidos los aficionados.