Acudimos al Noyes Camp: iniciación en el dirt track (parte II)

Acudimos al Noyes Camp: iniciación en el dirt track (parte II)
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HOY SE HABLA DE

Ayer os contaba mi primera vez haciendo dirt track tutelado por Kenny Noyes en la experiencia que tienen allí montada y que se llama . Con pequeñas Kawasaki KLX 140 y unas porciones diminutas de terreno en comparación con los grandes circuitos que rodean al Noyes Camp, la diversión sabe mejor.

Con unas agujetas considerables después de la paliza intensiva del sábado, el domingo tocaba un repaso general de las lecciones del día anterior y divertirnos a partes iguales.

Noyes Camp: cada vez más y mejor

Noyes Camp

Adri, el segundo monitor en acción

En la madrugada del sábado al domingo la climatología nos obsequió con un húmedo amanecer. Tan húmedo que Kenny lo primero que hizo fue ir a revisar los circuitos porque con un ligero exceso de agua la arcillosa tierra de Alcañiz se vuelve una pista de hielo. Por suerte volvió con una magnífica noticia, la humedad era la óptima y en seguida nos cambiamos de ropa y calentamos para volvernos a subir a nuestras monturas.

Ya en la pista de óvalos combinados repasamos las lecciones sobre frenada y aceleración y necesitamos muy poco tiempo para darnos cuenta del extra de confianza que daba el terreno. Éste hecho unido a que dispondríamos en toda la jornada de freno delantero nos envalentonó y cada vez podíamos apurar más las frenadas, llegando en cada ocasión más colados.

Lo complicado es medir el punto exacto en el que dosificar la frenada, porque con tanto apurar hasta el último momento lo más sencillo era tomar una trayectoria demasiado amplia pero, como os decía ayer, ahí está lo bonito del dirt track. Llegando muy colado a las curvas puedes dejar pasar el ápice, girar la moto en un palmo y abrir gas sin compasión para hacer uves en vez de curvas.

Noyes Camp

Con un par de tandas libres para que nos soltásemos la melena era momento de pasar a palabras mayores, así que Kenny nos invitó amablemente a conocer el otro protagonista de las instalaciones. Una especie de circuito de motocross sin saltos pero con curvas de todo tipo: de izquierdas, de derechas, lentas, rápidas, peraltadas, contraperaltadas, bacheadas o con tierra suelta. Un menú en el que podríamos volver a presentar nuestra bota derecha al suelo.

Tras conocer el circuito Kenny tenía un completo y variado plan urdido para que aflorasen los piques. Primero unas tandas tuteladas con él delante enseñándonos la trazada y por detrás Adrián, el otro monitor, grabándonos para repasar luego los vídeos en común. Tanto aquí, como en los dos óvalos debo destacar la facilidad del señor Noyes para adaptarse al nivel de todos y cada uno de nosotros, claramente más lentos, sin distanciarse lo más mínimo. Podéis verle en acción en el vídeo que hemos montado para vosotros y que tenéis aquí.

A continuación volvíamos a poner nuestras habilidades a prueba, y un el reto al que nos presentó nos enfrentaría a unos contra otros frente al crono al tener que buscar la Super Pole que daría paso a la carrera a dos mangas con la que cerraríamos el fin de semana.

Noyes Camp: compartimos pista con ilustres invitados

Luca, Remi y Wayne Gardner

Luca, Remi y Wayne Gardner

Hilando con la última foto del post de ayer, os puedo decir que el poleman fue un chico extranjero, muy competitivo y de ilustre apellido. Su nombre era Remi, y de apellido gastaba un tal Gardner, un chico muy majete que el 2013 correrá el CEV en la escuadra LaGlisse de Moto3. No diré nada más que en un circuito de poco más de 40 segundos nos metió algo más de uno. Obviamente y debido a su corta edad no venía sólo, sino que estaba acompañado desde las antípodas por su hermano Luca y por su padre Wayne, sí, Wayne Gardner.

Creo que coincido con el resto de cursillistas que allí estuvimos en que lo de menos fue la clasificación de la pole o de las carreras. Todos nos fuimos con un magnífico sabor de boca por haber aprendido con unas dosis de diversión que deberían ser recetadas por los médicos en la situación económica y social que estamos viviendo.

Noyes Camp

La sensación al irme no fue la de haber acudido a un simple curso, sino la de haber vivido una experiencia única de la mano de grandes profesionales que viven con pasión el motociclismo y tienen algo más que ganas de enseñar. Sólo gente de primer nivel en lo personal son capaces de hacernos partícipes de una vivencia que el propio factor humano convierte en práctico y divertido al mismo tiempo.

Ahora os toca a vosotros pensar si os apetece ir, y si os hace tilín pasaros por la web del Noyes Camp donde tendréis toda la información tanto de éste como del resto de cursos que imparten, sus respectivos precios y fechas.

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