Acudimos al Noyes Camp: iniciación en el dirt track (parte I)

Acudimos al Noyes Camp: iniciación en el dirt track (parte I)
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Hemos asistido a uno de las cosas que más te pueden divertir si te apasionan las motos, el regusto a deporte del motor americano, o si simplemente tienes ganas de pasártelo mejor que un gato en una mercería sin haber cogido una moto en tu vida aquí tienes una de las mejores opciones que puedas encontrar.

El Noyes Camp es uno de esos cursos en los que se juntan el hambre con las ganas de comer dosis de aprendizaje con clases prácticas que refuerzan el nivel técnico al mismo tiempo que te lo pasas en grande de la mano de un gran piloto y genial persona, Kenny Noyes.

Noyes Camp: menos es más

Noyes Camp

Ésta experiencia demuestra que con muy poco se puede hacer mucho y pasárselo en grande. Comenzaremos hablando de las pequeñas Kawasaki KLX 140 que tendremos a disposición de los cursillistas. Son unas pequeñas motos de cross con motor de cuatro tiempos refrigerados por aire, una mecánica muy sencilla para que los chavales aprendan motocross, pero que aquí hará las delicias de todo aquél que se monte en su asiento.

Los escasos 14 caballos de potencia que son capaces de erogar son más que suficientes para el fin al que están pensadas y, como siempre digo cuando salen los temas de potencia, te lo pasas infinitamente mejor con una mecánica que jamás te sobrepase que cuando te sobran caballos. El peso es de poco más de 90 kilos y con unas dimensiones tan contenidas parecía una moto hecha a mi medida pocket size.

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La preparación mecánica es mínima, no se necesita, así que tan solo los neumáticos de motocross originales se han sustituido por unas gomas de trail de dibujo profundo pero sin tacos y se han instalado unos paramanos con refuerzo de aluminio para proteger las manetas y el manillar en las caídas. No hay motores exprimidos ni reglajes de suspensiones, todo está pensado para ser fácil y divertido pudiendo complicar las situaciones hasta el punto que a tí te apetezca hacerlo.

Las motos son pequeñas y de potencia contenida, porque los circuitos en los que se van a usar están hechos para disfrutar en muy poco espacio de todo lo que las KLX puedan darnos a la vez que aprendemos. Por lo tanto el escenario principal se compone de un óvalo pequeño donde daremos nuestros primeros pasos en el dirt track sin llegar a meter tercera, y a su vez, está rodeado por un óvalo más grande en el que la velocidad ya aumenta considerablemente así como la diversión.

Llega la hora de meterse en harina lo primero es calzarse la bota de hierro. Un artilugio infernal que te lo pones sobre la bota como si fuera una sandalia de algo más de un kilo de peso, asegurado con una cincha al tobillo para evitar que se mueva o se caiga y que hará que deslicemos el pie izquierdo sobre el terreno y tengamos unas agujetas terribles el día siguiente.

Noyes Camp: primeros pasos

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A andar se aprende andando, y a hacer dirt track se aprende en el óvalo pequeño sin freno delantero bajo las instrucciones de Kenny Noyes. Dividiendo la curva en dos partes, primero practicaremos desprovistos de la maneta de freno delantero cómo habremos de frenar al llegar a una curva, haciendo que la moto comience a girar tirando de freno trasero y, acto seguido, obligando a que se tumbe hacia el interior de la curva forzando que el derrape inicial se prolongue y siga girando. Parece fácil, sí, pero sólo lo parece. Unos neumáticos de colores nos delimitaban la trazada y el punto de frenada, y sólo os puedo decir que para ir bien en dirt track hay que entrar muy colado a las curvas y echarle arrestos.

Lo siguiente fue lo mismo, pero llegando muy lentos a la curva y centrándonos en el punto de aceleración. Una vez la moto ha comenzado a girar tendremos que hacer que se siga retorciéndose, pero en esta ocasión a base de gas. Y diréis "¡qué sencillo con una moto tan pequeña!", pues no, porque aquí todo es pequeño (no penséis mal) y es muy sencillo entrar realmente colado y no poder hacer girar la moto a tiempo o hacer que gire demasiado y comerte el interior de la curva. En ambos casos el punto de irse al suelo está muy próximo y sólo un exceso de prudencia o una buena dosis de suerte y valentía salvarán la situación.

Una de las cosas que más me costó es utilizar el pie izquierdo como un apoyo más. Tanto en motocross como en supermotard el pie interior roza el suelo en las curvas pero no vale como apoyo, en cambio en el dirt track las botas son de hierro por algo. Tendremos que apoyar todo el peso posible sobre la bota, con toda la planta bien plana contra el suelo, y dejando que la moto se mueva. Cuanto más peso carguemos sobre el pie más derrapará la moto y viceversa, por lo que habrá que coordinar cuánto y de qué manera utilizaremos en cada momento de la curva el pie interior.

Noyes Camp: lo divertido se multiplica

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Una vez con la teoría "dominada" y puesta en práctica entrenamos un rato en ambos óvalos, pero poco después de la hora de comer y sin saber muy bien cómo llegamos a ese punto tocaba reeducar el lado derecho de nuestro cuerpo y volver a hacer curvas en sentido horario. Kenny se sacó de la manga dos puntos del trazado que enlazaban ambos óvalos convirtiendo un espacio de a penas 50 o 60 metros de longitud total en un circuito de 5 curvas.

Era turno de unas tandas libres para conocer la nueva pista y con tan sólo siete personas rodando con motos de pequeña cilindrada os aseguro que el terreno cambiaba a cada vuelta. La poca humedad se transformó en una extensa nube de polvo que impedía la visión y cubría la superficie en cada curva de una capa de tierra finísima. ¡Mucho más entretenido ahora!.

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Adivinad el piloto, en la próxima entrega la respuesta

Una vez conocido el trazado llegaba la hora de otro de los inventos de Kenny Noyes, y nos organizó a los participantes para hacer una carrera compensada. En definitiva, fueron tres mangas a cuatro vueltas en las que salíamos ordenados en función de lo rápidos que éramos, con el más lento en la pole y el más rápido el último. Realmente complicado tanto defender la posición como ganar puestos con tan poco tiempo disponible, una locura de pilotos, polvo y tierra que no podéis imaginar lo divertida que fue.

Tras las tres exigentes mangas y después de todo un día dando vueltas como locos y aprendiendo, la conclusión que saqué es que el dirt track que parece una cosa sosa y aburrida porque siempre hacen las dos mismas curvas en el mismo sentido se convierte en una disciplina muy atractiva que requiere una técnica depuradísima y que dentro de cada curva se encierran muchas opciones de trayectoria. No hay una trayectoria óptima, hay infinitas.

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